La manometría esofágica es una prueba en la que se mide la fuerza y el funcionamiento del esófago (el tubo que va de la garganta al estómago). Los resultados de esta prueba ayudan a detectar las causas de la acidez, los problemas al tragar o el dolor de pecho. La prueba también puede ayudar a planear la cirugía y a determinar el éxito de una cirugía previa.
Preparativos para la prueba
Informe a su proveedor de atención médica sobre todos los medicamentos que tome. Algunos de estos pueden afectar los resultados de las pruebas. Consúltele todas las preguntas que tenga acerca de los riesgos de la prueba. Estos pueden incluir la irritación de la nariz y de la garganta. Pregunte también cómo la prueba ayudará en su futuro tratamiento y cuándo obtendrá los resultados. Siga todas las indicaciones que le den sobre no comer ni beber nada antes de la prueba.
Durante la prueba
Este procedimiento toma alrededor de una hora. El paciente suele estar acostado durante la prueba. Le pondrán anestesia local en la nariz y en la garganta. A continuación, le introducirán un tubo suave y delgado (catéter) por la nariz y a través del esófago. Al principio, puede experimentar una sensación de arcadas o ahogo. Le pedirán que trague varias veces. Los orificios a lo largo del tubo miden la presión ejercida al tragar. Las mediciones se imprimen en forma de trazos, de forma similar a los de una prueba cardíaca. Después de la prueba, es posible que se deje otro catéter en el esófago durante un máximo de 24 horas para medir los niveles de ácido (pH).
Después de la manometría esofágica
Es probable que analice los resultados de la prueba con su proveedor en otra cita. Esto se debe a que se necesita tiempo para revisar los trazos. Es posible que tenga una ligera irritación de garganta durante un corto período. Tan pronto como se le pase el efecto de la anestesia en la garganta, podrá reanudar su dieta y actividades normales.
